Por María Andrea Bolaños Alegría
Figura 1. Foca de puerto (Phoca vitelina) |
Los virus parecieran ser completamente despiadados. Como grupo no parecieran ser selectivos en lo absoluto. Claro que cada virus posee un huésped en específico, pero pareciera haber un virus para cualquiera; al parecer cualquiera puede ser huésped. Desde hongos y protozoos (como amebas), hasta algunos de los mamíferos preferidos: delfines y focas.
Uno de esos virus es el "phocine distemper virus" (PDV). Se estima que en 1988 este virus redujo en un 60% la población de focas de puerto (Phoca vitulina). El "phocine temper virus" pertenece al genero Morbillivirus, donde también se encuentran otros patógenos de mamíferos terrestres. El genoma de los motillivirus se compone de una única hebra negativa de ARN, y posee entre 15500 y 16050 nucleótidos, codificando estos para 6 proteínas estructurales. Además, estos virus tienen la capacidad de producir proteínas no estructurales que interfieren con la respuesta innata inmune.
¿Recuerdan la epidemia mencionada del 1988? Pues al parecer en 2002 hubo una muy similar (el rango temporal y geográfico era similar), en focas de puerto europeas. Estudios realizados revelaron que el virus era el mismo, es más, se demostró un alto grado de conservación antigénica durante los catorce años transcurridos entre 1988 y 2002. Sin embargo, estudios también revelaron (a través del estudio de otras proteínas) que en realidad el virus no había permanecido en el área durante los 14 años, sino que había sido reintroducido.
Entre los síntomas que produce este virus encontramos fiebre, descargas serosas o mucopurulentas oculates y nasales con conjuntivitis, queratitis, oftalmitis y rinitis. Otros signos respiratorios incluyen toser, cianosis mucosa, dispnea con efisema intersticial y subcutáneo. En algunos casos severos, las focas se ven inhabilitadas para flotar y nadas. Las hembras embarazadas que adquieren el virus, son propensas a abortos. Focas que permanecen mucho tiempo en la costa, pueden desarrolar necrosis y adquirir parásitos externos. Y por si esto no fuera poco, también pueden haber repercusiones neurológicas, por ejemplo: depresión, letargia, tumores cerebrales, convulsiones e infartos.
LITERATURA CITADA
Duignan, P. et al. 2014. Phocine Distemper Virus: Current Knowledge and Future Directions. Viruses. Dec; 6(12): 5093–5134.
Härkönen, T., et al. 2006. A review of the 1988 and 2002 phocine distemper
virus epidemics in European harbour seals. Deseases of Aquatic Organisms. Vol. 68: 115–130.
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